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martes, 27 de septiembre de 2011

Una noche entre Brujas

Este precioso dolmen se llama "sorginetxe" casa de la bruja en euskera. Es un sitio precioso con muchas posibilidades.
El atardecer amenazaba tormenta, así que no sabíamos que tipo de sesión fotografica podríamos hacer. Al final el atardecer fué una patata y decidimos esperar a la noche para jugar con las nubes, la contaminación lumínica y el flash.

En la primera foto aun quedaba algo de luz en el cielo, cmplicando un poco la iluminación, pero algo se hizo.

En esta ocasión ya era noche cerrada y la imagen está realizada con una temperatura de color fría, aun así podeis apreciar como las luces de Vitoria teñían las nubes.

En este caso quisimos acentuar la sensación que trasmitían las nubes. Para ello usamos una temperatura de color cálida y compensamos el flash con geles fríos para mantener su iluminación neutra. Sin duda parece que se fuera ha abrir la mismisima puerta del infierno.

Al final la tormenta hizo acto de presencia y hubo que acabar la sesión de forma precipitada y con una buena calada de camino al coche.
En esta toma incluimos el frente de la tormenta esperando la aparición de un rayo, pero estos se producian entre la masa de nubes, con lo que solo nos regalaron esas luces al fondo.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Texturas

Cerca de Islares se encuentra la isla Cotonera. Un pequeño islote cerca de la costa que parece perdido en el mar.
Es un sitio donde es dificil encontrar un primer plano jugoso, y el sol rara vez se oculta por el mar.
En este caso se ocultaba ya bastante a nuestra izquierda, así que decidí buscar una serie de imágenes donde la fuerza residiera en la textura de las rocas.
En esta primera toma los últimos rayos de sol iluminan las rocas y nos muestran todos sus detalles.
Una vez en sombra,gracias al ND y los degradados busqué una serie de imágenes más suaves, pero sin olvidarme del protagonista de la sesión, la textura.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El peso de nuestra huella

Hace poco un compañero fotógrafo, tras visitar el lugar de la foto que veis abajo, mostraba su preocupación sobre el deterioro que puede causar la afluencia de fotógrafos a un sitio algo delicado.

Sin dejar de darle la razón, me dejó un poco con ese runrún en la cabeza de cuando algo no te cuadra.

El compañero hablaba del deterioro del suelo, y de como había unas pobres salamandras muertas, aplastadas por el peso de aguna bota descuidada.

Y así es, por desgracia cualquier actividad en plena naturaleza supone una presión para el medio. El otro día subiendo al Gorbea me llamo la atención una especie de redes que han puesto en el camino para evitar que el trasiego de paseantes no destroce el terreno.

¿qué hacemos entonces? Lo ideal sería dejar de visitar esos lugares. Nada, poner puertas al monte y que lo disfruten sus habitantes.

También hay otra posibilidad. Mostrar a la gente la riqueza de nuestro entorno y enseñarles a valorar lo que tienen.

pero no hay que ser hipócritas, por muy amantes y defensores de la naturaleza que nos creamos, nuestros actos y estilo de vida son un auténtico cuchillo para nuestro entorno.


De hecho, para llegar a hacer estas fotos que habeis visto hay que ir en coche por pistas de cemento por espacios que en principio tienen cierta protección, ya que están dentro de un parque natural.

Por desgracia estas pistas son usadas con asiduidad por ganaderos, seteros, excursionistas y fotógrafos.
Estas pobres salamandras no pudieron esquivar los coches. Se encontraban en una de esas pistas de cemento. Unos seis ejemplares en menos de 50 metros de carretera. Está claro que la huella ecológica de cualquier persona del primer mundo es brutal. Y aunque suene contradictorio los amantes de la naturaleza aumentamos en nuestro debe el uso del coche para ir a estos sitios y la presión que ejercemos en ellos.

No se trata de renunciar a nada, simplemente de ser consciente de que esto es así, y de intentar llevar un equilibrio en todo lo que hacemos.