El otoño es una estación de gran fuerza y belleza. En ella la naturaleza, antes de caer en el letargo del invierno, hace un último alarde de vitalidad tiñéndolo todo con sus mejores galas.
En pocos lugares de la península se puede disfrutar de este momento tanto como en el Pirineo.
Estas primeras imágenes pertenecen a Artiga de Lin, dentro del Valle de Aran, Lleida.
En la cabecera del valle conviven praderas con bosques de hayas y abetales, mientras saltos de agua suenan con el rugir del las aguas del Aneto.
Tras un día de lluvias las últimas luces se juntaron con pequeños claros, preludio del anticiclón que se instauraría sobre los Pirineos durante el resto de mi estancia.
Pocos momentos se pueden comparar al de encontrarse dentro de un bosque en medio de la niebla.
2 comentarios:
Aupa Javi!
Veo que estás de vuelta! Cuando te pongas al día, ya me contarás qué tal la experiencia.
Las fotos las veo muy bien, con colorcito y con luz variada!!
Espero más entradas!
Un abrazo.
Hola,
Veo gran variedad de encuadres. me gusta especialmente la primera de la bruma. la del pico y la del tronco en el primer término.
¿Las de la bruma han sido tomadas pronto por la mañana?
saludos ;)
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