He regresado varias veces. Esta primera foto es de ayer mismo. (Es curioso, la primera vez mis ojos ni se fijaron en esa roca o los troncos y su increible reflejo.
La segunda foto es de aquella primera vez. No se si será como el recuerdo del primer beso, pero en los viajes sucesivos nunca he encontrado el otoño en ese punto, o la luz de aquel momento.
El volver a sitios así ayuda a uno a darse cuenta de como el ojo del fotógrafo se va educando. De como en este mundo nada tiene por que ser lo que vimos a primera vista, y de como una de las mejores virtudes de un fotógrafo es la cabezonería ( buff, y de eso tengo para exportar).
No cabe duda de que regresaré, ella me está esperando.